Quizá el más relevante arquitecto argentino de la segunda mitad del siglo XX, Clorindo Testa (Nápoles, 1923)  falleción hoy en Buenos Aires. Muy famoso en todo el orbe por un puñado de edificios emblemáticos que introdujeron conceptos y procedimientos a la arquitectura latinoamericana que ayudaron a resolver encargos diversos con respuestas rotundas al paisaje urbano.

Testa ganó y construyó por concurso, entre otros, la Biblioteca Nacional, el Hospital Naval, el Centro Cultural Recoleta, el Centro Cívico de Santa Rosa (La Pampa) y el Balneario La Perla, en Mar del Plata. Otras de sus obras más destacadas fueron las casas La Tumbona y Capotesta, en Pinamar; la casa Guido Di Tella, la Ciudad Cultural Konex y el Auditorio de la Paz, en el templo Soka Gakkai de Buenos Aires  (información tomada de la NACION).

Pero quizá su obra más importante es el edificio para el Banco de Londres en Buenos Aires, concurso que ganó en 1959 junto a la oficina argentina SEPRA. Un edificio brillante y provocador que muestra una plástica con el concreto inusual y una nueva forma de reformular y combinar el muro cortina del estilo internacional y el brutalismo ingles pero con una calidez y una sentido de ciudad muy raro en el circuito. Un obra a la que Peter Cook, de Archigram, simplemente declaro su asombro incondicional:

“And there it was, but even better, much better. Absolutely amazing in fact! The published information had dealt with the shapes of parts of Clorindo Testa’s Bank of London & South America, but couldn’t begin to communicate the brilliance of the space, the sophistication of the detail, the cleverness of the encompassment of a tight city corner. In several subsequent visits to that city (our favourite weekender if it were about 12 hours nearer), I have delighted in wheeling round my friends from other parts of Europe. They too are amazed and gradually join the substantial Testa fan club. However smug we become about the richness and choice of European buildings, there is always the promise of the realisable dream beyond our geographical, but not our buildable, frontiers.”

Testa también fue un pintor consumado, un artista, que llevo con naturalidad ambas facetas y permitió que se interconectaran. Siempre ajeno a modas, diseño con libertad y un profundo sentido expresivo diversos proyectos a lo largo de una dilatada carrera, donde supo impregnar un sentido activador, colorido y extrovertido a los proyectos que llevaron su firma.

Tuve la suerte de verlo en persona en una pequeña charla a la que solo asistimos unas 20 a 25 personas una noche de miércoles del 2002 en uno de los salones de actos de la ETSAB de Barcelona. Los pocos asistentes eramos casi todos latinoamericanos y en un 99% argentinos, excepto yo. Sorprendía la serenidad y carencia de espectáculo con la que explicaba sus proyectos y fina ironía. Recuerdo que definió al entonces encargado de la biblioteca Nacional de Buenos Aires cuando el asignaron el proyecto, como un individuo con un sentido del humor negativo. Un grande que nos deja.

Gonzalo Cruz