¿Cómo será la ciudad de Lima en 2050? Tres arquitectos responden…

 
Publicado en RPP el 18 de Enero del 2016 (Foto: Habbo)
Lima se odia a sí misma. Los limeños odian Lima y nuestras autoridades parecen odiarla igual o peor. La pequeña y ordenada (aunque clasista y excluyente) capital del Virreynato celebra este 18 de enero su aniversario 481 convertida en una metrópolis gris, sucia y peligrosa, una especia de Ciudad Gótica condenada a ser destruida por sus propios habitantes y malhechores. ¿Acaso todo está perdido? No, siempre hay solución, aunque casos como el de Lima requieran creatividad y honestidad, más que solo buena voluntad.
En Pirámide Invertida consultamos a 3 arquitectos peruanos para que imaginen la capital del Perú dentro de 34, para el año 2050. ¿Cómo deberán resolverse los principales problemas para aquel año? ¿Cuánto puede cambiar Lima en tres décadas? Si no tienes respuestas, ellos sí la tienen.
 
Foto: Lima desde arriba / Evelyn Merino Reyna Buchanan
Docente de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC)
Socio y Director de 24/7 Arquitectura
En la última década, una serie de medidas destinadas a mejorar el transporte público (Metropolitano, Metro de Lima y Sistema Integrado de Transporte SIT) nos dibujan un futuro mucho más alentador. Apoyadas en el Plan Metropolitano de Desarrollo Urbano de Lima y Callao al 2035 (PLAM 2035) y el impulso constante de organizaciones sin fines de lucro como la Fundación Transitemos o Luz Ámbar, entre otros, se plantea una visión optimista hacia el año 2050.
Un sistema Integrado. Para ese año, Lima debe funcionar con un sistema integrado de transporte que registre todas las escalas: recorridos peatonales, ciclovías, corredores viales, líneas de metro y trenes de cercanías que comuniquen la periferia del casco urbano. Todo debe funcionar en unidad, con un medio integrado de pagos, con un nivel de calidad que permita a los limeños sentirse cómodos desplazándose en la ciudad. Esto también reducirá las emisiones de CO2 y minimizará el gasto energético.
Más peatones, menos autos. El progreso está asociado a una menor cantidad de autos. Actualmente, el automóvil en nuestro país es considerado un símbolo de estatus. Sin embargo, en ciudades como Oslo (Noruego) el ingreso de vehículos al centro se prohibirá a partir de 2019. Helsinki (Finlandia) plantea un sistema de “movilidad a demanda” que hará innecesario poseer un auto en 2025. En Lima, el PLAM 2035 plantea que dentro de 20 años el automóvil será el método de transporte menos importante en nuestra capital (siendo más importantes los recorridos peatonales y en bicicleta). No es descabellado pensar que para el 2050 sea un medio de transporte minoritario y hasta innecesario.
Menos tiempo y vidas perdidas. El tener un sistema vial más organizado nos permitirá perder menos vidas en accidentes de tránsito. Ese será el logro más importante que conseguiremos en 2050. Según Alfonso Florez Mazzini, gerente general de la Fundación Transitemos, una persona económicamente activa perderá aproximadamente 3 años y 4 meses de vida laboral solo transportándose en las próximas tres décadas si mantenemos nuestro sistema actual. La eficiencia de nuestro transporte nos hará ahorrar una cantidad de horas hombre importante. 
Más respeto. Con la orientación adecuada el usuario puede adaptarse a un nuevo orden. Para muestra podemos ver las colas que se forman en los paraderos del SIT, el uso obligatorio de los cinturones de seguridad o la disminución del número de personas que manejan en estado de ebriedad. Todo esto se consideraba irrealizable años atrás y actualmente son una realidad. El futuro de Lima debe ser uno de urbanidad y respeto por el conciudadano. Sin este no habrá reforma u obra de concreto que pueda hacer mayor cambio.
Docente de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y UPCDirector de PU.a Proceso Urbanos
Como declaración de principios, espero una utopía (que ya existe en parte en muchas grandes ciudades) y no me resigno a una distopía. Para el 2050 Lima debe haberse puesto de acuerdo sobre el modelo de ciudad facia el cual avanza. El modelo por el cual me inclino, de tipo autonivelante, no descarta que existan grandes áreas comerciales, pero promueve por encima de todo espacios públicos diversos, que permiten a los ciudadanos emplear mayores áreas de la ciudad de manera diversas, tanto productiva como recreativa. Esto generará un sistema de relaciones más dinámico y más variado. Todo debe estar enlazado con un transporte público de alta calidad (una obviedad) que permita conectar la mayor cantidad de áreas urbanas y que se base en sistemas energéticos eficientes. 
Lima debe tener una red de parques metropolitanos céntricos (quizá futuros parques en la base aérea de Las Palmas y el Pentagonito) conectados con los parques zonales de las zonas norte y sur de la ciudad. Eso debería estar dentro de una red (hoy inexistente) de equipamiento urbano de calidad. No todo necesita ser construido, podemos apropiarnos de grandes edificios públicos, hoy solo para uso administrativo. Por ejemplo, toda la plataforma baja del edificio de PetroPerú abierta a actividades culturales.
La ciudad además debe generar una zonificación que promueva actividades diversas, que permitan complementariedad no solo de uso, sino también energética. Por ejemplo: industria ligera sin emisiones, anexa a zonas de oficinas, donde la energía y el calor que produce la primera ayuda a calentar o enfriar a la segunda a través de sistema energéticos simbióticos en función a la hora del día y a la estación en el año. En resumen, Lima debe romper con prejuicios operativos y administrativos para integrar funciones de formas creativa, efectiva y limpia.
 
Fuente: PU.a
Docente de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI)
Director de Urvia – Corporación Andina de Urbanistas
En nuestro esquema político administrativo, son los gobiernos locales, usualmente débiles y poco capaces, quienes tienen la tarea de administrar integralmente las ciudades. Las acciones del gobierno central no se articulan con planes de desarrollo urbano, inexistentes por lo general en Perú. No existe un libreto urbano coherente y consensuado. El caso más ilustrativo es el Metro de Lima, cuyo diseño y puesta en operación depende del gobierno central, cuando debería ser competencia de la Municipalidad de Lima y estar articulado con su Plan de Desarrollo Urbano (por cierto caduco a la fecha).
Urge reconocer la importancia de la ciudad en la agenda política, social, económica y ambiental. Lima no es un tema meramente municipal, orientado al ornato. Debemos comprender que la capital del Perú tiene un rol trascendental para el desarrollo humano. Solo así será capaz de contener 16 millones de habitantes en 2050. 
Nuestra metrópolis debe desarrollarse ordenadamente a lo largo ejes de movilidad masiva, que deben vincular sus equipamientos urbanos. Necesitamos una Lima reconciliada con su territorio geográfico, reconociendo sus procesos naturales y tratando de formar parte de su frágil ecosistema; una Lima que maneje equilibradamente la energía, el agua y sus desperdicios; una Lima que albergue ciudadanos prósperos, conscientes de sus deberes y derechos.
Para facilitar la tarea, Lima debería trazarse una meta identificando su rol en el concierto de las ciudades del Perú, de América y del mundo. En 2050 espero que los limeños entendamos que nuestra ciudad es un hecho colectivo y que tenemos un papel como constructores del mismo. Aprendamos de los buenos ejemplos de manejo urbano a nivel mundial y preguntémonos: ¿qué haremos por nuestra ciudad como buen ejemplo de manejo urbano?
Foto: Lima desde arriba / Evelyn Merino Reyna Buchanan
Fuente Original (RPP)

http://rpp.pe/blog/piramide-invertida/como-sera-la-ciudad-de-lima-en-2050-noticia-930500

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